“Santísimo Hijo de Dios, vivo, amabilísimo Redentor del Mundo, dulcísimo Jesús de la Salud y de la Aguas…” ¿En cuántas ocasiones se habrán pronunciado estas palabras, con las que se inicia el rezo de la novena al Señor de la Salud y de las Aguas, entre los muros del templo de San Juan?, ¿Cuántos labios las habrán musitado con los ojos fijos en el Crucificado que se emplaza cada mes de mayo en su retablo mayor? ¿Cuántos corazones habrán depositado su confianza en ellas como vehículo de su esperanza ante la bondad divina?; sin la menor duda numerosísimas.
La estampa de los tradicionales caminos para llegar a San Juan: las cuestas, el del río, el de la Virgen de Espera, transitados por devotos en los primeros dieciocho días del mes de mayo, con su librito de la novena en su mano, se configura como una genuina y peculiar estampa inherente a la realidad devocional del hoy Patrón de Antequera.
Cabría hablar con todo rigor de acervo secular, pues gracias al fervoroso celo con que ha sido conservado por tradición familiar, se dispone de un ejemplar de dicha novena que alcanza los 175 años, ya que salió de los talleres de imprenta antequeranos de D. Agustín Gallardo en el año 1839, siendo su texto prácticamente el mismo que ha llegado a nuestros días, pues es ése con el que los fieles identifican mejor sus plegarias.
Real Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y de las Aguas y Ánimas de San Juan
Patrón de Antequera
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